lunes, 7 de febrero de 2011

Centenario de Reagan (IX)

Hoy en día los candidatos presidenciales se desplazan en avión de estado a estado, y por carretera entre ciudades próximas. Participan en grandes eventos en centros de convenciones, polideportivos o gimnasios de instituto en puntos estratégicos, obligando a los votantes de un puñado de condados a viajar unos kilómetros hasta el punto de encuentro. Salvo en estados privilegiados como Iowa y New Hampshire, los candidatos rara vez llegan hasta la puerta de tu casa si vives en un pequeño pueblo que no sea un nucleo suburbano de un área metropolitana.

No siempre fue así. En el Siglo XIX, la expansión del ferrocarril revolucionó las campañas presidenciales. Convertido en símbolo de progreso, el tren permitió a los candidatos empezar a hacer cortas paradas en pequeños nucleos poblados, poco acostumbrados a recibir visitas ilustres. Los lugareños abarrotaban la estación y el tren llegaba puntual. El candidato no necesitaba pisar la tierra que visitaba; hablaba a la multitud desde una plataforma acondicionada en el extremo trasero del tren. Tan pronto terminaba de hablar, el tren se ponía en marcha en dirección al siguiente pueblo.

El Presidente Reagan recuperó esta tradición el 12 de octubre de 1984. Un viernes, a tres semanas de las elecciones, recorrió los pequeños pueblos del Oeste de Ohio, a lo largo de 1,931 kilómetros entre Dayton y Toledo, con paradas de media hora. Alquiló el mítico Ferdinand Magellan, el tren con el que Harry Truman había recorrido 46,284 kilómetros en la campaña de 1948 para ganar la elección gracias al voto rural. El Magellan también había sido utilizado por Roosevelt y Eisenhower.

El tour de Reagan en tren generó gran excitación en lugares donde habitualmente nunca pasa nada, y sirvió incluso para producir un memorable anuncio televisivo: "La barbería cerró tres horas antes. La fábrica cerró al mediodía. A través del estado, la gente tomó tiempo para algo especial: un tren que lleva al Presidente de los Estados Unidos, y trae un nuevo espíritu de objetivos cumplidos, optimismo y orgullo..."

Ahora tenemos ocasión de ver íntegro uno de los mítines de aquel tour, gracias a un tal Anthony Masella que lo grabó con su cámara particular. El video está tomado durante la parada del tren en Lima, en el condado de Allen, al noroeste de Ohio.

Está en tres partes de 10 minutos cada una.





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