miércoles, 23 de noviembre de 2011

Debate en Washington, DC



Por primera vez en lo que va de campaña, Mitt Romney tiene en los debates un contrincante que está a su altura. Situado en la parte central del escenario y con más minutos que nunca, Newt Gingrich volvió a hacer una demostración de aptitudes. Mientras Romney se limita a ser eficaz, con respuestas competentes pero convencionales, para Gingrich cada pregunta representa una oportunidad para plantear un sesudo análisis de cada tema y elevar el nivel general del debate.

Aceptando con naturalidad que, debido a su nueva condición de front-runner, es el candidato al que se quiere poner a prueba, Gingrich evitó el tono provocador con los moderadores y fue el más acompasado en sus respuestas. Estuvo bien hablando de independencia energética, aportó interesantes matices al debate sobre los recortes presupuestarios en Defensa y sobre Irán, y entró en una discusión filosófica con Ron Paul sobre la competición entre libertades civiles y seguridad nacional.

Incluso se permitió el lujo de ir en contra de la ortodoxia conservadora en inmigración, considerando inhumano deportar indocumentados que lleven más de 25 años en el país. Es una posición potencialmente peligrosa en una primaria republicana, pero la insertó en el ámbito de los valores familiares (redadas que separan a menores de sus padres) y no fue tan lejos como Perry en su día defendiendo una política muy específica (becas).

Romney ofreció lo acostumbrado, un discurso republicano ortodoxo. Abogó por un aumento en el gasto militar, denunció que los recortes automáticos están minando la capacidad de autodefensa del país, y defendió sanciones contra Irán aunque dijo ser consciente que pueden encarecer el precio de la gasolina en EEUU. En inmigración, dijo estar en contra de cualquier forma de amnistía que pueda animar a otros a entrar ilegalmente en el país.

El ex Gobernador de Massachusetts tuvo algo menos de protagonismo que en otros debates y su desempeño fue menos dominante. Pero volvió a exhibir su habilidad para convertir muchas de las preguntas sobre política exterior en respuestas sobre política doméstica y contrastar sus posiciones con las del Presidente Obama, reforzando la idea de que, mientras no le demuestren lo contrario, la elección general es cosa suya y de Obama.

Rick Perry confirmó su cambio de estrategia. Ya no ataca a Romney. Ataca a Obama. Fue un outsider que se manifestó en contra de dar más cheques en blanco a Pakistán y pidió la dimisión del Secretario de Defensa Leon Panetta. Pero la política exterior no es lo suyo, a veces pareció demasiado simplista, y se puso a la defensiva cuando los demás candidatos rechazaron su idea de establecer una zona de exclusión aérea en Siria.

Algo parecido ocurrió con Herman Cain. Le falta autoridad en política exterior. Volvió a insistir en dejar las decisiones en manos de sus consejeros.

En cambio, Jon Huntsman tuvo su mejor noche. Estuvo competente y razonable, fue por momentos capaz de dominar alguna conversación, entrando incluso en un animado intercambio con Romney sobre la reducción de tropas en Afganistán, supo vincular la política exterior con la política económica, y fue crítico con la Ley Patriótica.

La actuación de Ron Paul volvió a ser difícil de valorar. Hizo gala de cualidades positivas, como la autenticidad y la lucidez, y alguna de sus ideas puede ser atractiva para el electorado republicano general, por ejemplo la crítica a que los pobres en América tengan que contribuir a los ricos de otros países. Pero lo de abandonar a Israel a su suerte o acabar con la guerra contra la droga lo sitúan lejos de una gran mayoría de republicanos.

Michele Bachmann fue la más combativa del pelotón, reprendiendo a sus rivales cada vez que tenía ocasión. Y Rick Santorum propuso una vigilancia más estrecha a los ciudadanos musulmanes.

El debate nos dio la oportunidad de volver a ver a leyendas de antiguas administraciones republicanas, como Ed Meese, Paul Wolfowitz y David Addington, que como miembros del AEI o la Heritage tuvieron ocasión de hacer preguntas a los candidatos.

10 comentarios:

Juan dijo...

Ron Paul estuvo muy bien, el problema es el de siempre, que no quiere ganar. Con lo auténtico e íntegro que es, si tuviera intención fardaría un poco de haber predicho la crisis, etc y en los temas más controvertidos haría un mínimo esfuerzo por presentarlos de una forma atractiva para la base republicana, como hace su hijo.

Y a pesar del poco esfuerzo que hace en vender, y de tener en la prensa mucho menos tiempo que otros, ya está primero o entre los primeros en Iowa, y empieza a subir bien en NH, estando segundo. Es admirable.

Romney bien, Gingrich muy bien, Perry es un chiste y no creo que nadie quiera ni su endorsement, Cain peor que Perry, Bachmann bastante bien, y Huntsman ganador de la noche.

... y Santorum.

Anónimo dijo...

¿Veis posible un ticket Romney-Gingrich? Daría equilibrio este-sur y moderado-conservador, además de aportar la experiencia y nivel intelectual de Gingrich.

Antxon G. dijo...

Es una posibilidad. Pero depende de lo que ocurra en als primarias. Si Gingrich demuestra mucha fortaleza y consigue muchos votos, podría ser una opción.

Aunque creo que Romney evitará a toda costa seleccionar a alguien de tanto peso y polémico. No hay más que ver cómo está actuando como candidato, sin arriesgar nada, siempre prudente, esquivo, para hacerse una idea sobre cómo actuaría en la selección de su Vicepresidente.

Juan dijo...

Romney coge a Rubio, que aporta mucho y además es otro como él, que hará lo que le digan que es conveniente con tal de llegar. Pegan muchísimo juntos, ya sea presentándose a la presidencia o vendiendo coches usados.

Anónimo dijo...

Análisis agudos de Juan. Una pregunta, Antxon: el apoyo base de Romney en estos momentos, si ronda el 20-25, es muy bajo comparado con otros "favoritos oficiales" republicanos? Como Dole a finales del 95 o Bush a finales del 99? Es un signo preocupante?

Pep Martí

Antxon G. dijo...

Evidentemente Pep. Por eso mismo, unido a lo que le pasó a última hora en 2008, hay tantas dudas respecto a Romney.

Mira una encuesta de CNN/Time de diciembre de 1995. Dole está en el 40% para las primarias a nivel nacional, y aún así lo pasó mal cuando Buchanan le sacó los colores en New Hampshire.

Y mira una encuesta de CNN/Gallup de diciembre de 1999. Bush está en el 60%. Y también lo pasó mal cuando McCain le ganó por casi 20 puntos en New Hampshire.

Anónimo dijo...

Si Ron Paul no quiere ganar, ¿para que se presenta a presidente?

Rockford.

Anónimo dijo...

Gracias, Antxon. Creía que con tantos candidatos podía ser "tolerable" para Romney este porcentaje, pero está clarísismo que no. Caray, qué complejo es todo este proceso.
Pep M.

Antxon G. dijo...

Y ha tenido suerte de que gente como Daniels o Thune renunciase a presentarse.

Anónimo dijo...

Sí, está claro. Yo creo que si hubieran surgido perfiles así de lo que podríamos llamar el "bloque central conservador" del partido, lo tendría difficult. Perry hubiera podido ser pero ya se ve que no. Con Gingrich o Cain o similares, aunque Gingrich pueda solidificarse, veo difícil que Romney sea descabalgado a la larga.
Pep Martí